En la oscura y silenciosa tarde del sábado, como nadie quería cuentos de príncipes ni princesas aburridos, nos leímos la singular Blancanieves de Roald Dahl en Cuentos en verso para niños perversos, y al finalizar, se nos ocurrió inventar un pequeño cuento rimado a partir de lo que hicieron la tarde anterior Inés y Juanito. Y así ocurrió, que ese sábado, se llenó de risas y rimas. Empieza así:
Estando en nuestra cocina de Chiloeches,
hicimos una pizza,
la tarde del viernes.
Mezclamos harina y agua,
un poco de azúcar y un poco de sal,
y ¡amasamos sin parar!
Mientras tanto, Rodrigo echaba azúcar en un bol amarillo,
y Juan jugaba ¡al corre que te pillo!
Entonces Mari Carmen dijo:
-Dios mío, Dios mío, ¡hoy no cenamos!,
¡habrá que ir a comer cortezas, al bar de Mariano!
y el horno exclamó:
-¡cállate, por favor!
Inés echaba en la pizza un kilo de jamón,
mientras el queso, jugaba a su alrededor.
Mari Carmen, asombrada, se puso el pijama …
Entonces, el horno dijo:
-¡estoy listo!,
¡si no metéis la pizza…, meted un pisto!
Papá oyó el pí, pí, pí, del horno,
y el jamón requemado,
escuchaba el alboroto
que habían armado.
A cenar se acoplaron Merce y Verónica,
¡que comieron pizza
y tocaron la armónica!.
Por Juanito, Inés, Vero y Merce
¡¡¡Un kilo de jamón!!! ¡Bárbaro, vaya pizza! Lástima no haber estado por allí cerca, por si os sobraba un poquito de pizza, de risas o de poesía…
¡Hola Mayte! ¡Nos hubiera encantado tenerte allí!
Pues yo, aunque es miércoles, me ha llegado el olor y marcho volando; que, con música y comiendo, yo me encanto.
Oye, precioso este cuento, tan espontáneo y colorido. Gracias.
Gracias HELENA por tu comentario. Un beso y feliz cumple